Se nos detuvo la vida casi como en un suspiro, algo mínimo e invisible, sin cita ni aviso previos, tornó el supuesto equilibrio que , supuestamente también nos sustentaba, lo puso de vuelta y media . Y el miedo y la incertidumbre llamando de puerta en puerta
Y a medida que su furia desplegaba más banales a unos nos volvía y más gigantes e imprescindibles a otros que antes nadie veía
Pero todos sin condición expuestos e indefensos por igual ante tamaña “ democracia” sin precedentes y en los albores de un gran cambio de era… Érase que se era
Ni poder, ni estatus que valgan, ni gobiernos, ni egos, ni fronteras, ni dioses a quien encomendarse, cosas que nunca valieran
Pudimos comprender el alcance de la ciencia y de su madre la paciencia. La labor esencial de los menos remunerados, partiéndose lomo y pecho por y para el resto confinado en la seguridad de su trinchera
La mucha más importancia de un abrazo, de un paseo, de un beso, que tan restringidos quedaron de veras, de una canción, de un amable gesto, de una simple llamada , vitales en tiempos funestos
Se pudo ver además como los más vulnerables, tristemente y desde siempre, sus quebraderos aumentaban al mil por ciento, nada nuevo bajo el sol, por cierto Y, por no variar, los menos, lucrándose con la coyuntura y si cabe mucho más dura la cara
Que la solidaria actitud malamente surge de un cartel ni es cosa de hacerse ni en ceremonias ni galas. Para galas , eso sí, el planeta planeta celebrando entusiasmado nuestra inválida presencia, nuestra ausente libertad mejoraba el aire afuera.
Enorme cura de humildad que genera inmensa duda si es que de una vez por todas como especie y sociedad algo hayamos aprendido… Ver veremos lo que de todo esto quedará en nuestra vaga e inmemoriada condición humana. Recelar que nada o poco y creo que no me equivoco.
CarHer2020