Encontrarte con tus aceras sin maquillar
de acabados prácticos y grises
que rutilan en las sombras
sembradas de puertas variopintas
de variopintas miradas
y esas manos abiertas que piden
te desean un buen día
y no te reprochan nada
Me encuentro de nuevo en esta ciudad
tu ciudad por adopción
como lo es de otros tantos
y ahora también la mia
me encuentro de nuevo
pero esta vez la estancia
no tiene caducidad
es sin retorno a la vista
Y te agradezco el encuentro
de este fluir duro y fresco
por tus calles como venas repletas
atípicas corrientes de un ir y venir
de misceláneas de aromas, de razas
de sonidos férreos de vías ajetreadas
y sirenas de a trío
indiscretas, que molestan
pero que al tiro se achantan
Y con tus vueltas de esquina
de un comienzo en otro siglo
arterias oxigenadas, que impactan
como de otra dimensión
verdes, frescas, impolutas.
Muy de repente, extrañas
Y encuentro que una gran urbe
forzada de actividad
tolera muy bien la calma
y que le da más que mucho
al tema de contrastar
igual que le da su clima
talmente de armas tomar
que aquello de la alternancia
ponerte al gusto la facilidad de optar
el variado ritmo por cuatro costados
es lo suyo
y lo que causa disgusto
por ende
más fácil de desechar.
Y entre tanto y tanto más
este nuevo día a día
para hacer lo que hay en gana
situación para el instinto
novedosa, necesaria
y la cuestión de ubicarse
más pronto que tarde
se te convierte en vital